Cuando joven, tuve la suerte de ver códigos y manuscritos como el códice Albeldense en la biblioteca del Escorial. Por suerte, en el tren de Madrid a El Escorial, mi madre y yo compartimos un coche del tren con un encantador señor quien era unos de los bibliotecarios en El Escorial. Cuando le dije que yo estaba en la escuela de bibliotecología estudiando entre otras cosas la historia del libro, y muy interesada en libros medievales, me dio un inolvidable "tournee" de una de las mas bellas bibliotecas del mundo! Siempre sere agradecida a este gran Señor Español!
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Códice Albeldense.
Vale la pena ir al Escorial solamente para visitar la biblioteca!

na de las joyas más preciadas de El Escorial es el llamado Codex Conciliorum Albeldensis seu Vigilanus, que ingresó en la Biblioteca por generosa donación del Conde de Buendía a Felipe II. Escrito en letra visigótica, el manuscrito está compuesto por 429 folios de gran tamaño (455 x 325 mm.) y a dos columnas. Códice de verdadero lujo para los parámetros de la época. Fue terminado de escribir e iluminar en el año 976 para el Monasterio de San Martín de Albelda (Rioja) por el copista Vigila, auxiliado por sus colaboradores Sarracino y García, según consta en su colofón y en una de sus mejores miniaturas, en la que aparecen dibujados, entre otros personajes, los tres escribas iluminadores.

El Monasterio de San Martín de Albelda se constituyó en el siglo X, gobernada La Rioja por los Reyes de Pamplona, en el centro cultural más importante del Reino, a superior altura, incluso, que el no menos famoso monasterio de San Millán de la Cogolla. Tuvo un activo y bien organizado scriptorium, donde los monjes de la comunidad elaboraban los libros que eran necesarios para la liturgia, la vida espiritual e incluso jurídica. Algún códice fue escrito para el extranjero, como el ejemplar del Tratado de San Ildefonso sobre la virginidad de María que, a mediados del siglo X, se llevó personalmente a su tierra el obispo francés Godescalco del Puy.

El códice, llamado por antonomasia Albeldense, es una monumental recopilación de textos de derecho canónico y civil. Contiene una colección completa de los concilios españoles y los cánones de todos los concilios generales, cuerpo principal al que se fueron añadiendo una selección de cánones y las decretales de los pontífices hasta San Gregorio Magno, contemporáneo de San Isidoro. Contiene también el Fuero Juzgo, es decir el código civil usado en España desde tiempo de los godos hasta el siglo XIII.

La obra fue enriquecida por la adición de otros textos, ya no de valor jurídico, sino de historia o liturgia, todos ellos de gran interés, como la Vida de Mahoma, el Cronicón Albeldense o el Calendario, en el que por primera vez en Europa aparecen mencionados y dibujados los números árabes del 1 al 9, sin el 0.
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Beato de San Millán de la Cogolla, Siglo X

s el más completo de los tres beatos que poseía el monasterio riojano de San Millán de la Cogolla en la alta Edad Media (los otros son el Vitr. 14, 1 de la Biblioteca Nacional de Madrid, y el &.II.5 de El Escorial, ambos del siglo X). En la actualidad, y como tantos otros códices emilianenses, se conserva en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia (sign. Emil: 33). Está formado por 282 folios de pergamino, de 355 x 240 mm., con escritura visigótica distribuida en dos columnas. El códice se ejecutó en dos tiempos diferentes: una mano principal lo llevó hasta el folio 228, pero sin las miniaturas.

Se sitúa esta mano a fines del siglo X o comienzos del XI, y su actuación, así como la calidad del pergamino, indican falta de medios materiales, justificable por la situación de la Rioja a causa de las campañas de Almanzor, que, en una de sus últimas aceifas, destruyó el monasterio de San Millán. Ya en la segunda mitad del siglo XI, con la bonanza económica que conoce el gran cenobio riojano, se decidieron a completar el inconcluso beato, trabajando en él varias manos más toscas y ya con claros influjos carolingios. Es en este tiempo cuando se rellenan los espacios en blanco que había dejado el primer copista con 48 miniaturas, recurriendo al empleo de unos colores distintos a los acostumbrados en la Rioja altomedieval. En la elaboración de estas miniaturas se observan dos técnicas diferentes, pues hasta el folio 92 se sigue el estilo que convencionalmente llamamos mozárabe, mientras que en adelante se usa el románico. En la parte escrita en la segunda mitad del XI sólo introdujo una miniatura. En el folio 58 una nota nos dice que el códice fue copiado por Albino en tiempos de Benito, octavo abad del cenobio, en el año 670, pero hoy sabemos que es un añadido del siglo XVII, que también se puso en otras piezas, para conferirles mayor antigüedad a ellas y al monasterio de San Millán.
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--St. Augustine (354-430)